Una de las características de las personas en su sociabilidad. Cada individuo forma parte de diferentes agrupaciones sociales tales como la escuela, el club deportivo la junta de vecinos, el sindicato, la empresa, el grupo religioso, el partido político, entre otros.
El unirse a estos grupos puede tener propósitos, sin embargo cuando se quiere realizar una tarea en común es preciso converger hacia un fin que sea acordado y aceptado por todos.
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LOS ACUERDOS DE CONVIVENCIA SOCIAL
El ser humano no puede vivir aislado. Necesita de otros seres con los cuales compartir. Sin ambargo, al vivir en sociedad se hace indispensabel establecer reglas de convivencia a fin de evitar que primen intereses egoistas que pongan en riesgo la convivencia de las personas. por esta razon surgen los acuerdos.
Aprender a vivir juntos, aprender a convivir, además de constituir una finalidad esencial
de la educación, representa uno de los principales retos para los sistemas educativos
actuales. Son muchas las razones que hacen que este aprendizaje se considere no sólo
valioso en sí mismo, sino imprescindible para la construcción de una sociedad más
democrática, más solidaria, más cohesionada y más pacífica.
El informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo
XXI plantea la ampliación de los objetivos educativos más allá del estricto campo del
conocimiento y, más concretamente, señala la necesidad de que los alumnos aprendan
en la escuela a convivir, conociendo mejor a los demás y creando un espíritu nuevo que
impulse la realización de proyectos comunes y la solución pacífica e inteligente de los
conflictos.
Una de las percepciones más extendidas y que ha quedado recogida en diversas
consultas al profesorado a nivel nacional, hace referencia al progresivo incremento de
problemas de convivencia en los centros educativos y, de forma especial, en los de
Educación Secundaria. Aunque las situaciones de conflicto, indisciplina o acoso entre
escolares han existido siempre, parecen haber cobrado una mayor relevancia en los
últimos tiempos por el énfasis con que aparece en los medios de comunicación.
Los problemas y dificultades para poder impartir las clases y llevar a cabo los procesos
de enseñanza y aprendizaje, lo que en términos generales se conoce como disrupción en
el aula, tiene una incidencia directa en el profesorado, en su motivación, en el clima del
aula y en el aprendizaje del alumnado.
Por otra parte, las conductas de agresión, en sus diversas formas, desde la agresión
física directa hasta la psicológica más sutil, destacando por su gravedad los casos de
“acoso escolar”, han hecho que tanto a nivel social como educativo se tenga una
especial sensibilidad hacia los casos de la llamada violencia escolar.
A medida que se ha ido teniendo más información sobre estos fenómenos, se han
planteado diferentes respuestas, tanto desde los centros y profesorado como desde el
ámbito de la Administración educativa y otros organismos.
En Asturias, a partir del año 2000, la Consejería de Educación ha puesto en marcha una
serie de líneas de actuación, que van desde las de carácter normativo a las formativas y
de atención a la diversidad. Así se han regulado las Comisiones de Convivencia en los
centros, se ha establecido como preceptivo el Plan de Convivencia, se han potenciando
al mismo tiempo la acción tutorial, sobre todo en Educación Secundaria Obligatoria, y
las Juntas del Profesorado de grupo, que además del análisis sistematizado de los
procesos de aprendizaje del alumnado abordan el seguimiento y la respuesta a los
problemas de convivencia que afectan al grupo o a sus integrantes.
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